La cigüeña es el ave que más ha merecido cuentos, fabulas y leyendas, en los que está representada como "embajadora de la primavera", "talismán de la buena suerte", o "la gran voladora que cruza mares y montañas para llevar niños recien nacidos, colgados en un pañal desde el pico".
Durante siglos se ha contado a los niños que las cigüeñas traen a los bebés y hoy todavía aparecen a menudo en las tarjetas de felicitación a los padres por el nacimiento de un bebé.
La idea se basa en dos leyendas. Hace tiempo, la gente observó que las cigüeñas se presentaban todos los años en la misma época de forma aparentemente milagrosa. Algunos creían que durante los meses invernales se iban a Egipto, allí se convertían en hombres, y en la primavera volvían a ser aves (esto explicaba su predilección por las moradas humanas).
También se observó que las cigüeñas dedicaban la mayor parte del día a alimentarse en zonas pantanosas, donde se decía que habitaban las almas de los recién nacidos. Como las cigüeñas eran padres esmerados, no se requirió demasiada imaginación para mezclar la realidad con la ficción y proponer la idea de que las cigüeñas traían a los niños.